By the
sea
Por: C. Rafael R. M
(Narrador/Cattus Niger)
Parte 1
…
He
tenido tantos días como este en mi vida. Llenos de hermosos colores grises y
escalas de negro que llenan los sentidos de melancolía. Dulce melancolía que me
incita a tenerte entre mis brazos una vez más. Y es que no te tengo, no te
tengo desde hace ya mucho tiempo. A veces me pregunto como es que la vida sigue
latiendo dentro de mí, cuando mi corazón ha dejado de latir. Te vi partir hace
casi cuatro años, y hace cuatro años casi que deje de ver la vida como lo que
creí que era, porque ahora, la veo de una forma un poco más realista… Y no
quiero decir que yo lo sea, sino que la percibo real… Nítida en colores y
formas. Llena de situaciones tangibles. Con pies y cabeza.
¿Dónde estás?... ¿Acaso en el
cielo, o ya será en el infierno? Intento no pensar demasiado en ello, pero
apostaría que estas en el cielo; tanto como que yo iré al infierno. Te siento
lejos, pero eso no debería de implicar una diferencia, ¿verdad? Siempre fue
así. Mientras tú mirabas el televisor y yo, con la mirada lánguida, miraba tu
barbilla, bajaba a tus hombros deslizándome por tu cuello, y terminaba en tus
manos fuertes. Entonces, el sol era fuerte y brillante, jugando con las
siluetas que tu cuerpo marcaba, reflejando vida por sobre la piel blanca de tu
amplia espalda. Distante, siempre distante. ¿Sabías acaso, que yo te amaba en
secreto? Que, a pesar de todo, siempre confié en ti como jamás lo he hecho en
nadie. Como un si hablara con un muerto, sé que podía confiarte mis pecados.
Esa soy yo. La mujer que te ama en secreto.
Hace cuatro años de todo eso, lo
recuerdo y vivo como si fuera ayer. Sin poder escapar de todas esas delicadas
sensaciones que tu presencia me hacia sentir. Hoy he decidido salir por un
momento a pasear, la casa me abruma. Todo lo que veo me recuerda a ti ¿Cómo es
eso posible? ¿Acaso eres terno por medio de los objetos? Te fuiste y me dejaste
una sala llena de recuerdos, una almohada con tu olor, y varias cajas con
fotografías. Y pasaste de ser el ser humano al objeto en mi cómoda, el sabor en
mi comida, el olor en mi cama… dejaste de ser vida. Tomo un abrigo y salgo a
caminar, y la calle está desierta. Pero no es donde me dirijo, tú sabrías donde
encontrarme, y aún guardo esa fantasía; donde salgo de noche, y tu desiertas
solo en la cama, asustado por mi ausencia, entonces, sales en mi búsqueda, y
sin pensarlo dos veces, sabes que me encuentro en la playa cerca de casa, donde
lloro mis penurias, donde las lágrimas no se distinguen. Guardo esa estúpida
fantasía, y deseo como nunca que se haga realidad.
Llegando, me reciben el delicado
sonido líquido de las olas, al ser devueltas; cansadas sobre la playa, y el
fuerte reflejo cristalino de la luna sobre el mar, quebrándose una y otra vez
sobre ese inmenso lienzo negro… Lo miro y lo admiro, puedo ver el ese hermoso
conjunto un vals que jamás termina… Un terrorífico baile, que me incita. Y
entonces, este pensamiento me invade, porque lo he cargado por mucho tiempo.
Cuatro años. Es una mosca que vuele muy cerca, trato de matarla, pero
simplemente es más rápida que yo. El mar parece eterno, ya sea de día o de
noche, pero en la noche es cuando parece hondo… Profundo y misteriosa fosa, que
jamás termina. ¿Y si te has escondido ahí? ¿Querrías que te encontrara? ¿O
prefieres permanecer distante? Como antes…
Me recuesto y dejo que las
estrellas tomen mis pensamientos. Son miles… millones, y todas se reflejan mi
único par de ojos, añorantes y deseosos de encontrarte. ¿Por qué te fuiste?
¿Estás con ellas? Todas brillan con un fulgor único, llenas de vida y; sin
embargo mueren a cada segundo que transcurre. Están muriendo con el paso del
tiempo, como yo… a cada segundo, a cada minuto. Las olas siguen susurrándome al
oído sus tristes notas de amor. Me hablan de los barcos hundidos, que aun
preservan la ilusión de estar a flote, con el viento en sus velas y la brisa en
proa. Hablan de los millones de vidas que se convierten en sirenas, ahogadas
por su abrazo mortal. Y mientas esto sucede, pierdo mi concentración, que poco
a poco se aleja, vaciando mi mente, dejándola vacía. Solo el sonido del viento
que entra por un oído y sale por el otro. Miro sin mirar, y respiro hondo
mientras el tiempo besa mi cuerpo, acercándome cada vez más a ti, amor mio…
Solo espera, sé paciente como yo lo hago. Dejaré que la muerte nos una en un
beso eterno. Un beso que esta destinado y maldito, un bes y una caricia que nos
dejará unidos de próvida, en el cosmos.
Cierro los ojos, y escucho mi
cuerpo morir lentamente. Un sonido a órganos pudriéndose, a huesos porosos y a
fluidos evaporándose… Esos son los sonidos del tiempo. Escucho los segundos
correr, y siento que van sincronizados con el mar. Entonces, dejo que mi cuerpo
desaparezco y que los sentimientos tomen el control, por que es lo que
necesito, ya estoy harta de pensar las cosas, completamente cansada de ser racional.
Así que escucho lo colores de mi interior, y los dejos correr, como caballos
desbocados, como agua en el rio. Fuertes y llenos de la mezcla de matices que
no logro descifrar y que esa tanto en mi pecho desde hace ya cuatro años.
Siento el delicado calor de las lágrimas
correr por mi piel y caer y perderse en la arena. Las dejo salir todas,
todas de una vez y sin vergüenza grito todo lo que me duele…
Entonces, algo cambia en la
brisa, y sé que no estoy sola. Escucho a lo lejos un par de pisadas; y sin
embargo no abro los ojos, deseo que suceda, lo que sea que valla a pasar. Tengo
miedo, frio y estoy llorando como un bebe… Estoy debilitada y vulnerable. Pero
a pesar de todo, sé que no me moveré.
Y sin siquiera imaginarlo, siento
el tibio peso de un par de labios sobre los míos, un ligero rose que se
convierte en un estallido de pasión, esos labios desconocidos se convirtieron
pronto en un estado de animosa preocupación, y sin saber por qué, me deje levar
por su apasionado sentir. Después, despacio y fría, una mano se deslizo por
entre mi cabello hacia mi nuca, donde me tomo delicadamente y alzo mi cabeza.
Me tomo con firmeza, con decisión, y cerro sus dedos alrededor de mis cabellos,
forzándome a besarlo con más ansia. Mi corazón estallaba en latidos profundos,
que aumentaban nerviosos. Disfrutaba del delicado sabor que me entregaban esos
labios, y que sutilmente se adueñaba de mi boca… Y es un sabor que ya he
probado, que me enloquece, y que jamás olvidaré. Incluso después de muerta.
Extiendo los brazos y los cuelgo
en su tibio cuello, donde deposito mis sueños. Siento su fuerte espalda, amplia
como en mis sueños. Y pronto escabullo mis dedos pro debajo de su camisa,
necesito sentir su piel. Entonces, me encuentro nadando en mi propia pasión,
impulsada por su fuerza y vigor. Sé que es imposible, pero no me permito abrir
los ojos. Será que vea sus hermosos ojos masculinos, o veré el cadáver que
tanto extraño… Con huecos en vez de ojos, y esas macabra sonrisa de perlas
amarillas que asemejan los dientes en las osamentas. No lo sé. Y sus manos
recorren mi cuerpo, como serpientes ardientes, como jugando. Enmarcan mi
silueta y frotan su lujuria en mi piel, estremeciendo mis sentidos. Y mi amor
por él se crece, y vigoroso, como nunca lo estuvo llora de alegría, de amor. Él lo sabe, y con
delicados movimientos de su mano, me arropa y me quita las lágrimas del rostro,
besa mis ojos, delicadamente y como una adicción busco su boca, que ha dejado
que el viento enfrié mis labios. Los busco en al oscuridad que me permite
imaginar su rostro, iluminado pro el sol de Enero… Galante y con esas sonrisa
que me detiene en seco. Respirando con su pecho pegado al mio. Entibiando mí
sangre con su cercanía. Sentí una vez más esos carnosos labios, y me deje
llevar de nuevo, como muerta, ahogándome en su pasión… En al vida prestada que
me brinda la oportunidad que jamás tuve.
Su peso me hunde en la arena, y
puedo sentir crecer el sentimiento en mi pecho, como espuma, como si la luz
quisiera escapar, empujando mi piel con fuerza. Entonces, cuando no lo pude
contener más, lo dije… lo grite, lo llore… << ¡Te amo!... ¡Te amo, te amo, te
amo!... ¡Te extraño tanto que no sé qué hacer!... ¿Por qué tuviste que morir?
¿Por qué quitarte la vida? ¿Por qué me dejaste sola en esa casa fría? >>
Y por respuesta recibí el silencio. Exasperada, abrí los ojos, solo para
encontrarme con el hueco en la playa, y el horizonte infinito del mar negro…
"Bye The Sea" by
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